"Cuándo es mañana, después que dormimos?", "Ya es mañana?, "Cuándo volvemos al jardín?...antes vamos a las vacaciones?", "Hoy hacemos las maletas para las vacaciones?", "...pero primero vamos de las tías, no...?".
Los niños pequeños y su percepción del tiempo. "Ellos son puro presente" dicen y eso es así.
Es un sistema muy simple, en el que cada día tiene un color y hay un enanito por día. Ubicados en semicírculo cada día pasa al frente el enanito del color correspondiente. Desde ya que, con acompañamiento, el encargado de cambiar los enanitos es él todas las mañanas.
En este calendario cada día además de un color tiene asignada otra serie de atributos que bien pueden usarse como método, meditación o inspiración para dar una nueva forma al ritmo diario:
una deidad,
un metal,
un cereal,
un árbol,
un angel.
Nos resultó mucho mejor de lo que esperaba para ordenarnos los días, la sucesión de actividades, y armonizar la ansiedad de los acontecimientos venideros. Y hablo en plural porque me es un poco difícil no mimetizarme con su atmósfera atemporal; algo así como cuando de viaje se te pega la tonada del habla del lugar, un poco sin querer queriendo.
Este primer mes del año, con la niñera de vacaciones y la "abuela al rescate" también, bajé el nivel del ritmo de trabajo, subió el de la maternidad y ambos se mezclaron a un punto que todo es la misma cosa. La inspiración, sabia musa, supo beber de los colores de este presente.
Para ver las piezas que surgieron estos días de verano, click aquí.
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