Mi casa es...

...donde esta mi corazón.


Hace varios años, aunque de forma intermitente, practico yoga. Probé varios estilos según mi necesidad en cada momento: tantra kriya, hatha, ashtanga, kundalini.
Cuando estaba en mi sexto mes de embarazo, sentí que quería -mas allá del beneficio físico-brindarme un especial cuidado a nivel energético, retroalimentar mi calma confianza en la espera de mi hijo. Sentía un impulso bravío por reconciliarme con la existencia antes de dar paso a una vida a través de mi. Quizás por el estado de vulnerabilidad que permití que me atravesara, necesité volver a creer en la cualidad de benevolencia del mundo; o porque gestar vida es una de las posibilidades de volver al origen, volver a casa.

Hoy hace un año, yo iba día por medio, con mi panza de mas de ocho meses, a mi práctica de yoga kundalini. Caminaba bajo el todavía tibio sol de otoño por mi arbolada calle, diez cuadras ida y vuelta, hasta el parque donde esta Aldea Aradhana. 
"Sitio especial" sólo podrán escuchar de quienes les hablen de él. Las luces, los colores, la calidez de la madera, el olor a incienso y la música son sólo la antesala de un sueño/despertar profundo.
Los viajes -como suele llamar Ara, -la instructora (aunque ella disiente de autodefinirse así) a las clases- construyeron para mi alma una morada etérea, sobre ese espacio físico. Y durante la gestación de Boris, en ese lugar íntimo, eran las citas que nos dábamos juntos, para soñar conocernos, para conversar, madre e hijo. Recuerdo -todavía con sorpresa- que armando una asana sentí que Boris se puso de cabeza en el séptimo mes de embarazo.

Seis meses después del nacimiento, ya estábamos ahí como parte del paisaje, los primeros en el insipiente grupo de yoga de mamás con bebés que en la Aldea se creó. Fue parte de nuestro continum intra uterus.

Ayer llevé la cámara a la clase y tomé algunas fotos. Cuando las descargué en mi ordenador vi la luz, los colores, la calidez... Fue como soñar en tercera persona: ese universo de sensaciones de pertenencia que cultivé cercano a mi corazón, ahora excediendo los límites de mi atmósfera interior, y los del cuerpo que me conforma como un ser individual y separado... envolviéndome en algo mas grande. 
Orbitanto alrededor de Boris puedo sentir el calor de su confianza en el mundo. Verlo allí, sentadito bajo el sol de la estación de su nacimiento, al lado del mat, tan como en casa, tan alegre y libre... allí es mi casa.


4 comentarios

  1. Cuanta belleza, cuanto amor !!! los amo!

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  2. Las fotos estan bellisimas!!!
    Sabes que ahi es donde habia empezado yoga este año!!!! :-)
    Hice dos meses y dejé porque tuve los ultimos dos meses muy caoticos con temas laborales y etc, pero con muchas ganas de retomar.. no se este mes ya que viene tambien con un viaje de laburo y etc, pero seguramente vuelva.. una genia Ara!! y los perritos y gatitos que acompañan en la practica tambien..
    te mando un gran abrazo!!!

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  3. Boris me trasmite una paz increíble..es precioso!! Que lindo que sigas yendo a clases de yoga..tendría que hacer lo mismo :)

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© SubliMeli
Maira Gall