"Adiós a la alegría
Y al placer
Adios al verde, al naranja y
también al cielo azul
Me despido aquí y ahora
Sin más
Sin menos
Me voy
No puedo más
De momento
Te digo adiós
Amada vida
Tú que siempre has estado
Tú que vives en mi
Adiós vida
Necesito irme
Me voy ya, no me demoro más
Y después de un pequeño lapso
De tiempo
De ser
De carne
De vacío
De qué se yo
Vuelvo a ti
Y te tomo,
te abrazo,
te respiro
Bebo el aire
Saboreo el estar
Me inclino ante ti
Y vivo
Y te amo
A ti a quien llaman vida
Y por favor déjame irme de vez en cuando.
Jordi Gil Martin
Leo el post que antecede a este y me rio sola conmigo.
No pude.
Algunos no soportamos vivir constante e ininterrumpidamente.
Nos perdemos porque no tenemos el sano ejercicio de ir al encuentro con nosotros mismos.
Entonces irrumpe la sombra con “la mordedura tajante” y nos engulle.
Sin mas, la sombra nos arranca de la superficie y nos lleva a la profundidad… para salvarnos.
De qué? No se, ustedes me dirán…
Salvarnos de una versión caduca de nosotros mismos...?
Del mundo que pareciera girar cada vez mas rápido y cada vez con menos sentido…?
De una experiencia materialista en la que estamos inmersos, que nos quita todo… hasta el placer de vivirla?
En mi caso de capas y capas de piel de vida: la vida que me antecede, la vida que tengo y a veces me pasa por delante, la vida que le di a mi hijo y por la cual a veces no estoy lo suficientemente despierta para velar.
De las heridas que crearon costras para sanar y dejar de sentir dolor, pero me insensibilizaron de sentir placer.
De la búsqueda incesante por los siete cielos de un hogar que compense todas las faltas, y una madre que nunca jamas nadie tuvo ni tendrá que me cobije, cobije a mi madre y mi hijo, y selle en mi corazón la certeza de que todo va a estar bien.
Cuando Boris iba a nacer, la partera me dijo “necesitamos ser vulnerables para poder abrirnos por completo y traer el hijo al mundo, sino el canal de parto no se abre”. Yo parí a mi hijo y me desgarré.
Así que cansada de las cicatrices que duelen cuando llueve, recordándome todas las veces que algo (incluso yo misma) me desgarró por resistirme (incluso a mi misma), me dije: “y claro, cómo no vas a estar cansada de la vida”; me di unas palmaditas en la espalda y me acurruqué en el seno del invierno.
Me entregué, vulnerable - y no sin enojo -, a mi oscuridad.
Volví a llorar sobre esos pactos que hice conmigo misma de no llorar mis dolores del alma.
Me enferme varias veces y tuve fiebre como cuando era una niña.
Volví a mi cuerpo, a habitarme y hacer en mí un hogar.
Incorporé otro tiempo, el de no hacer: estar.
Fui bajando de a poco, de la cabeza al corazón, del corazón al estómago, del estómago al útero.
Aprendí a sostener el proceso, a sostenerme sobre mis caderas.
Enraizar, y dejar que la energía suba desde la Tierra, esa Madre que siempre está y sostiene cuando todas las madres fallan.
A oscuras, sin precedentes, sin garantías.
Paradójicamente a oscuras iluminé recursos internos, dones que antes no podía darme, y defectos que pedían ser vistos con ojos mas amables.
Esa oscuridad me completó., me dio cohesión, permisos, intimidad...
La sombra a veces es sólo retirarse por un lapso de tiempo. Eso.
"La" Pinkola lo dice claro en uno de sus cuentos que está entre mis preferidos "Piel de foca piel del alma"; y lo leí mil veces pero nunca lo había entendido como lo entiendo ahora, porque como dicen los viejos sabios "a la oscuridad no basta con saberla, hay que sentirla".
Agosto.
El invierno se va haciendo chico mientras los días se llenan de luz. Que entre la luz!
Algo del orden de lo natural nos convoca desde afuera /desde adentro, y nosotros, todos, mas o menos a sabiendas hacemos contacto con ello.
Abrimos las ventanas, abrimos el cuerpo, el corazón, nos ventilamos, nos exorcizamos, nos alivianamos.
Yo en lo personal tuve ganas de compartir este proceso y con certeza siento a la oscuridad parte de él, parte mía, y parte de un mecanismo de los mas sanos que vale la pena aceitar con cuidado:
el del contacto y retirada.
Y a ustedes? de qué los salvó su oscuridad?
Ustedes dirán...
Qué hermoso texto... agradezco haber pasado por aquí. Las imágenes bellas, como siempre tus joyas, son poesía.
ResponderEliminarCreo que no he profundizado en mi oscuridad hasta llegar al fondo, tal vez me da miedo llegar tan adentro y ver qué encuentro...
ResponderEliminarUn abrazo, me encanta leerte por aquí!
Creo que no he profundizado en mi oscuridad hasta llegar al fondo, tal vez me da miedo llegar tan adentro y ver qué encuentro...
ResponderEliminarUn abrazo, me encanta leerte por aquí!