En el mes del AMOR, más TERNURA por favor

Tenía ganas de hacer unas piezas con unos garabatos que había hecho en mi cuaderno y la excusa de San Valentín era perfecta para la temática.

Luego al momento de ponerle palabras me puse a pensar:  AMOR... Qué se puede decir hoy del amor...?
El amor solía ser la musa mas evocada en épocas de Shakespeare, pero hoy, al estar en boca de todos, suena hasta sobrevalorado.
Qué nos queda?
El “amor romántico”, se dice, “se va a caer”.
El “autoamor” es una empresa un poco engañosa en tanto se transforma solapadamente en un mandato que nos endosan, anclado a otras premisas new agers como “si querés podés”... y no, no todes podemos...
Y yo? Qué puedo decir yo del amor?
Me dejé la pregunta sobre la mesa porque tampoco me la puedo pasar filosofando, no soy Dario Sztajnszrajber.
La respuesta llegó, porque siempre sucede así, y atinadamente de la boca de “miamor” en la sobremesa.
Él me comentó acerca de algo que había leído que hablaba del sentimiento de “ternura”, el cual no tiene tanta buena prensa como se le hizo al amor, pero es muy noble. Siempre SIEMPRE incluye a un otro. Nace por un otro, considera a un otro, necesita de un otro para poder ser.

 Así que en épocas de poliamor y haters, me dije: cambio AMOR por TERNURA.