Primer vuelta al sol de un otoño mágico - Historia del nacimiento

"Merezco el mejor nacimiento que pueda tener... Merezco ser feliz"...susurró Ruli.
-Boris, un día de vida- 

"Cada niño nace cómo y cuando tiene que nacer para cumplir con eso que trae como aprendizaje, para él y quienes lo rodean", dice Cristina. Y cada nacimiento es el mejor que pudo ser, no importa la circunstancia, la forma, el lugar. Es la impronta de cada uno de nosotros. Probablemente corramos a diario por los cauces que las aguas gestacionales dejaron en nuestras células aquel día.

Boris nació un miércoles 4 de junio del 2014,  en el baño de casa, después de 12 horas de trance de parto intenso; y me permito seriamente el juego de intercambio de palabras porque esa fue mi experiencia. Maravillosa, única, por ende incomparable.
Después del nacimiento de Boris,y sólo después, mis intuiciones previas al nacimiento se volvieron certezas: lo mejor que pudimos darle para su vida fue un buen nacimiento.

Boris es un niño concebido desde el amor. Su gestación fue un camino trascendental: ir mas allá de mis límites individuales -trascender el miedo al dolor-, ir mas allá de los horizontes conocidos de la pareja -construir la familia-, corrernos a un costado del protocolo medico convencional y tomar responsabilidad de nuestras elecciones para nuestro hijo -empezar a hacerlo desde ese momento-.

Dicen que el parto/nacimiento es una suerte de acuerdo entre la madre y el hijo, y a decir verdad, yo necesité tiempo para resolver algunas cuestiones antes de "desarmarme" y parir. Boris, que siempre fue un gran aliado (y ésto lo demostró durante todo el maravilloso embarazo que vivimos), me esperó.
Cuando fue nuestro momento de atravesar el umbral de la vida intrauterina, en la semana 42, la noche del 3 de junio, Boris fisuró la bolsa que contenía su mundo líquido y comenzó su descenso.

"El parto es tierra. La mente es aire". Para bajar a la tierra -y pasada la semana 41 cualquier momento y recurso eran buenos- Cristina, mi obstetra (compañera, amiga, sanadora) me arregló una cita de electroacupuntura con Ruli Fux, partera de la estirpe mágica. Ruli -bruja si las hay- con sus agujas, su meditación, sus piedras, sus masajes, su amor, su manzanilla y galletitas, me volvió a mi centro: mi hijo.
Salí del consultorio, me subí al subte, me bajé y decidí que caminaría esas 15 cuadras hasta casa, porque era bueno caminar,  la noche era maravillosa y porque sabía que una temporada de quietud y recogimiento era inminente. Entré a un quiosco por el camino y busqué en la heladera el helado mas goloso que encontré. Ahora que lo pienso en ese momento una parte de mi ya sabía que era "el momento".  Recuerdo las sonrisas de la gente por la calle, al verme caminar detrás de esa panza. Recuerdo también el calor ardiendo en mis mejillas. Recuerdo que llegué a casa, puse el agua para los fideos esperando a Zepp... y esas contracciones... ESAS contracciones.

Cristina al teléfono -11 p.m.-: " ponete un apósito y andate adormir".
Si... no contamos el tiempo entre contracciones. Nos fuimos a adormir y dormimos hasta las 5 a.m.. Ahí si, las contracciones que me despertaron eran cada 5 minutos.
Zepp se levantó, puso la pava y se puso a armar la pileta, calentar la casa, preparar los homeopáticos. Su calma fue mi nido.



Miriam (MI partera hermosa) al teléfono -8 a.m.-: "se que ya no podes dormir pero dejate ir, como en un viaje, entre contracción y contracción. Yo ya voy para allá" .
Lo que ella no sabía es que yo estaba viajando hace rato. Escuchando música, respirando, charlando con Zepp. Estábamos alegres, tranquilos .Cuando Miriam llegó a casa me preguntó si me había tactado como me habían enseñado. No, yo sabía que estaba de parto, no importaba cuan lejos o cerca, estaba en el baile y estaba bailando.
"Permiso para tactarte"
"si, por favor...".
"Estas de parto nena! En unas horas Boris esta acá!"
Qué emoción! Ese amado familiar que estuvo tan lejos tanto tiempo... 30 años pasaron y hoy era el día del reencuentro!
...así sentía yo a Boris.

Llegó Cristina. La puerta de casa estaba abierta y todo se sentía tan cotidiano y familiar que mi alma pidió licencia a mi cuerpo para irse y dejar todo en manos del destino: no había nada que controlar, estaba entregada en confianza.
Cristina nos invitó a que descendiéramos la escalera al encuentro de Boris. Nos dijo que había un tiempo prudencial para el encuentro. Entonces empezamos, porque había que bajar diez escalones.
Durante el descenso pasaron muchas cosas... horas... Pero esa no es la parte que me corresponde del relato. Lo que pasó "realmente" es parte del patrimonio memorial de Zepp. A mi me tocó estar en bambalinas... En el detrás de escena. Un limbo donde no estaba Boris aun y las voces de Cristina, Miriam y Zepp me sonaban con eco. Mis cuerdas vocales eran perezosas ante la orden de mi cerebro de resonar. A pesar de la niebla, las sensaciones y diálogos de ese día destellan todavía con luz propia dentro mio... rítmicos, desordenados, simultáneos, intensos en mi recuerdo. Como las estrellas en el cielo.

Entre esa bruma que me envolvía buscamos posturas por la habitación: la cama, el banquito de parto, en cuclillas, arrodillada, arriba de Zepp, de frente, de espalda. Hacía calor, tenia que estar caliente la habitación para Boris. Ese era el único requisito obligatorio.
Cristina me preguntaba "cómo estas, qué sentís... queres ir al baño?", "No", contestaba yo.

Bajamos otro escalón. Chistes. Me atan el pelo con dulzura, me saco la bata de algodón. Me traen un jugo de naranja. Veo los ojos de Miriam mirándome tiernamente desde un rincón de la habitación, descalza, en cuclillas; su presencia es reverencial. Las contracciones comienzan a ser fuertes y me traen el cóctel de parto - mezcla de remedios homeopáticos que favorecían la liberación de oxitocina natural-.
"Sentís dolor?"
"No..."
"Qué sentís?"
"Intensidad..."

Otro escalón. Me traen una toalla mojada para refrescarme. Me dicen cosas lindas.
Cristina: "Estas linda!"
Zepp: "estas hermosa...".
Me siento amada y en ese mar de amor siento cómo viene, como una ola, la contracción. Un trago del cóctel.
"Queres pujar?"
"Si..."
"Puja! Ayudalo!"

Otro escalón. Escucho a Cristina y a Zepp hablar "Tenés música de tambores?... poné...
Bailen!"
Bailamos y reímos. Nos enamoramos un poco mas y en una circunstancia nueva: convirtiéndonos en padres.
Cristina que es la mismísima caja de Pandora, me induce sorpresivamente en una meditación, y de repente soy una aborigen a punto de parir un niño sagrado. Y yo lo era...
Contracciones y cóctel.
"Vos podes amor..."

Otro escalón.
"Qué sentís? Queres hacer algo? Qué necesitas?"
Dialogo conmigo, y cada vez me costaba mas la sinapsis "Quiero dormir... No, no es momento de dormir. Si afirmo que quiero dormir me doy por vencida"
"Parir" contesto.
Llega Mario. Aplausos!

Otro escalón.
"Queres ir al baño?"
"No..."
"Que sentís?"
"Quiero que nazca..."
"Decíselo! Mas fuerte! Con ganas! Llamalo! Que salga!"
Boooriiiiiis!!!
Contracción. Pujo. Cóctel.

Otro escalón. Monitoreo de latidos excelente. La cabeza aun no había salido al canal de parto. Tenia que conectarme con la fuerza de su cabecita, con la contracción del útero, pujar desde el diafragma hacia abajo. Tanta era la intensidad que la fuerza de gravedad se sentía mas absorbente y yo cada vez mas pesada y cansada.
Me hago un bollito, rodillas y codos en el piso. Miriam me imita y me dice suave "Meli lo tenes que ayudar a salir. Vamos a sacarlo?"
Le inyecta fuerza a mi voluntad. Tengo un gran propósito. Me incorporo.
"Viene la contracción Meli, toma el cóctel. Ahí vamos..."

Últimos escalones.
"Queres ir al baño..?"
"No... pero bueno, voy".
Sospechaba de su insistencia por el baño...
Me sentí cómoda sentada en el inodoro. Después de todo, como dice Cristina, el parto es una cuestión fisiológica. Miro a Zepp parado en la puerta del baño. Sus ojos llenos de confianza y amor. "Vos podes amor, lo estas haciendo excelente. Todo a su tiempo".
Viene la contracción y si: esa esa la postura y el lugar. Zepp se sienta sobre la tapa del inodoro y me siento sobre él. Apoyo mi espalda sobre su pecho. Allí es donde quiero estar. Esa postura de parto contenía todo lo que yo necesitaba en ese momento. Ahí estábamos los tres en uno. Venía la contracción y pujamos juntos. Decidí "es ahora". Hice tanta fuerza que me descompensé... La visión se me oscureció, traspiraba frío...creí que me desmayaba. Me sentí vencida, me incliné hacia atrás sobre Zepp que me dice..."amor estoy tocando la cabeza!"
La sangre volvió a correr vigorosamente por mis venas de la emoción. Lo toqué por primera vez! Ya tenia noticias de Boris: tenia pelito!

Les gritamos a Cristina y a Miriam, que se habían retirado por un momento al living para darnos un poco de espacio de intimidad, que ya estábamos listos.
Todos en el baño. Cristina con el banquito frente a mi, Miriam y Mario, con la toalla para envolver a Boris, desde la puerta cual si fueran la hinchada, me daban ánimo. Dos o tres contracciones/pujos mas, Zepp aplastado por mi contra la pared...
"Cris siento que me descompenso!"
"Descompensate! Parir es descompensarse por completo"
...y Boris estaba afuera luciendo dos inofensivas vueltas de cordón, una elegante cabeza como un bonete y los ojitos mas dulces que vi mirarme.
Enseguida Mario lo envolvió y lo puso en mi pecho. No gritó, apenas se quejó. Mario cambió la toalla, lo miró, y me dijo: "se re cagó". Nos reímos
Nos quedamos así unos minutos. Zepp aun sosteniéndome, desde esa posición cortó el cordón cuando dejó de latir.
Mario me lo pide prestado para pesarlo y medirlo. Yo camino los diez pasos que separan el baño de la cama con ayuda de Zepp y Cristina. Dicen que estaba blanca como un papel, debe ser por eso que ella me preguntó asustada
"Cómo te sentís?"
"Feliz" le dije



Cuando Boris salió mi recuerdo se vuelve nítido, el cansancio se disipó por completo. A los 15 minutos del alumbramiento ya estaba tomando teta como un experto.
A la media hora estaba dormido en mi pecho, en nuestra cama. Piel a piel.
A las 2 horas Cristina, Miriam y Mario ya se habían ido y eramos una familia.
Hoy hace un año.

-Boris, un año de vida-

Cristina Solorzano, Especialista en Ginecología y Obstetricia. Homeópata con Orientación Antroposófica
Miriam Peralta, Licenciada en Obstetricia. Partera Profesional. Coordinadora en bioenergética.
Mario Elman, Neonatologo.

Gestar en Salud, eternas gracias

14 comentarios

  1. Que bello relato de tan magico momento!!! feliz año!!!

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  2. Me emocioné tanto que se me caen las lágrimas! Qué nacimiento más bello, me hace tan feliz tan feliz que lo hayan vivido así, la presencia de todos apoyándote y haciéndote saber sagrada, bella, poderosa, fuerte, tierna y suave.... El cuidado y el amor de Zepp, todo el amor y la confianza con que vivieron ese trance juntos, la libertad que te dieron de sentirte y vivirte en ese momento, sin presiones, con cuidado, con belleza, ternura, cariño y coraje. ¡Qué felicidad saberlos haciendo de la vida el milagro sagrado que ya es, que siempre fue!

    Y lo que me emocionó sobremanera fue lo que dijiste de estar esperando a un familiar durante treinta años. Es algo que he comentado a alguna gente y pocas veces sentí que alguien me entendiera, aunque nunca había encontrado a alguien que sintiera lo mismo: siento que extraño -no que deseo, que extraño, como cuando era chica y me iba de casa unos días y extrañaba a mis papás, pero con menos urgencia, sin miedo- a los hijos que no tengo aún. Es muy raro pero es muy hermoso, es un sentimiento un poco inexplicable, siento que el día que nazcan va a ser como cuando llegaba a la casa de mi abuela y ella me esperaba al final del sendero que atravesaba el jardín con los brazos abiertos para que yo siguiera el juego y corriera como un rayo a fundirme entre sus rodillas y sus manos, sus besos y su sonrisa.

    Gracias por compartir todo esto, son preciosos los tres. Y gracias al equipo profesional por apostar a esta manera de dar a luz y de nacer, de a poquito vamos volviendo a nosotros. Les mando un abrazo grandote.

    re

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    1. Gracias Renata! que lindo que te hayas identificado con lo que escribí. No se si alguna otra vez lo verbalicé, pero si, es algo raro de explicar, y vos me entendiste perfectamente! Abrazos y gracias por acompañarnos en este relato!

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  3. Meli, por supuesto, estoy llorando de emoción y de belleza. Habiendo leído que Boris había nacido en su casa, muchas veces sentí ganas de preguntarte como había sido eso... te agradezco que lo hayas compartido y de una manera tan hermosa.
    Quizá un día te escriba un mail con algunas cosas más que pienso ;)
    Un abrazo para vos, para Boris y también para Zepp!
    Feliz cumpleaños! Feliz vida!

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    1. Ay Anita! gracias! Tenia ganas de escribirlo.. de hecho lo hice y lo borré varias veces. No hallaba las palabras, las formas. Finalmente (viste como son las cosas que tienen que ser cuando tienen que ser), lo escribí de un solo tirón la noche anterior al cumpleaños de Boris :)
      Me encantaría leer tus pensamientos ♥

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  4. Ayyy Meli! que manera de llorar con este post narrando el nacimiento de Boris.
    No lo leí sola, sino que lo compartí con mi tribu y marido; todos terminamos moqueando y como dijo Fermin -uno de mis soles- eyyy que linda manera de traer así un hijito al mundo! y otra vez buaaaaa.
    Te voy hacer una confesión, a través del blog "Estudio sobre el útero", he podido practicar unos ejercicios de relajación para fortalecer el vínculo entre mamá y bebé. Está indicado para mujeres embarazadas o con un bebé de hasta 24 meses. Evidentemente todo lo que sea relajarse y conectar con uno mismo está indicado en cualquier caso, así que me he animado a hacerlo sin saber exactamente que me iba a encontrar. Son tres audios. En el primero te da una serie de indicaciones para llevar a cabo la relajación, el segundo es una relajación dinámica (movimiento consciente) y el tercero una relajación estática.
    Mi experiencia:
    Al cerrar los ojos he centrado mi atención en la respiración, despacio, sintiendo mi vientre hincharse a cada inspiración y deshincharse para empezar de nuevo. He comenzado una danza suave, casi imperceptible, al comienzo algo rígida hasta que poco a poco mis muñecas y tobillos se han rendido suavemente al son de la música, como desplazándose por el aire con sigilo. Mi cuello, necesitado de libertad, ha comenzado a danzar llevando consigo cabeza, hombros, tronco y brazos como un árbol mecido por el viento. Era tan liberador y placentero. Mis tensiones cedían ante los movimientos que dictaba mi instinto. Pero eran pequeños gestos, casi no me desplazaba, como si tomase consciencia de mí misma. He acariciado mi pelo, mi rostro, mi cuerpo, mis pies, el suelo que piso, me he enraizado a la tierra. La música se ha vuelo más rítmica y poco a poco he trazado líneas y curvas ascendentes, descendentes, horizontales, transversales, llegando un poco más lejos, haciendo mayor torsión, he comenzado a sentir calor, dentro de mí, cómo mis músculos se contraían y se relajaban, como mi cuerpo generaba una energía distinta, casi sexual. Seguía desplazándome, casi arrastrando mis pies, y esa danza insinuante ha ido cesando convirtiendo mis movimientos de nuevo en caricias. Me he abrazado, cada vez más fuerte hasta que he roto a llorar. Me he acunado, me he mecido, he secado mis lágrimas, me he consolado, como si mi yo más enlazado con la naturaleza, con la verdad, con la fortaleza emocional y psicológica, haya tenido que dar sustento a la otra parte desconectada, temerosa e incluso abandonada. Me he querido y sostenido como una madre a su hijo. (Quizá la necesito más de lo que creo, más de lo que digo a los demás, necesitando sus silencios y pedir su contacto, sus palabras, su calor.) En este momento acababa la parte dinámica de la relajación. He terminado de aliviar mi llanto, he respirado y me he sentado en la cama, con una manta ligera pues me había quedado destemplada.
    He visualizado mi útero color verde intenso y brillante, mi pecho rosado emanando calor a cada latido, he inundado mi interior de amor y de cariño, he agradecido a mi corazón su fuerza, mantenerme con vida, para seguir, evolucionar, vivir, crecer y poder llegar a ser nuevamente madre. Te he visto, te he acariciado, he olido cada milímetro de tu piel, tu cabecita, tu pelo, tus ojos, tus mofletes, tu espalda, tus bracitos, tus pies, unidos por un cordón umbilical transparente del que emanaba una luz blanca intensa, que nos conectaba el uno al otro, allá donde estés, te estoy esperando. Si Dios lo dispone, encargaremos otro bebusin...hay que seguir poblando la Patagonia jajajaja.
    Abrazo de zoo para vos y Zepp...y ¡FELIZ 1º AÑO BORIS...FELIZ VIDA SOLCITO TIBIO!
    Ahhh si llega a dar + la sub unidad Beta, serás la primera en enterarte. María

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    1. Me siento muy honrada de la noticia que me compartís! Y que me lo cuentes en esta entrada, mas todavía, porque siento que de alguna manera, mi relato resuena con "tu búsqueda". Gracias por leer y por el intercambio corazón a corazón.
      Muchos besos a la familia!! ♥

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  5. El relato más hermoso y conmovedor que haya leído sobre un alumbramiento.
    Sobre un "dar a luz" con todo lo que el término significa.
    Me lo puedo llevar a mi blog?
    Quiero compartir esta mágica experiencia tuya con mis visitantes.
    Abracitos a la familia pero uno más especial para esa criatura que mira el mundo con los ojos más hermosos que he visto últimamente en un bebé.
    Desde Cali, Colombia
    Elvira

    http://elena-jardinsecreto.blogspot.com/

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    1. Muchas gracias Elvira! Toda la libertad para compartirlo con tus lectores; me siento halagada!
      Pasaré a visitar tu blog ;)
      Saludos desde el sur del continente!

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  6. Uau!!! que lindo relato el de este nacimiento.. Yo confieso que llegado el caso iria a una clinica... pero me parece genial que hayan podido tener el parto de esta manera, en tu casa, con todo lo que aconteció..
    Como pasa el tiempo... Boris está precioso! Feliz cumple para él..
    beso

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    1. Gracias Estrellita! En principio yo opinaba lo mismo respecto a la internación para el parto. Luego (y por eso digo que el embarazo fue un camino trascendental) las cosas fueron decantando y llegamos completamente convencidos de hacerlo de esta manera. Gracias por acompañar el relato!

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  7. La libertad radica en poder elegir! y ustedes eligen lo mejor que desean para su hijo, pero sobre todo deciden hacerlo con amor, transitando un camino de confianza y unión, los tres son uno (como bien dijiste). Y lo mas sagrado es que están en comunión con la vida, la tierra, el aire, el agua y la esencia mas profunda del ser humano. gracias por compartir esta experiencia, cada parto es único, mágico...gracias por compartir un poquito de tu mundo ♥ besote grande a los 3

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    1. Gracias por leer amiga! como papá uno siempre intenta hacer lo mejor, no? esta experiencia es algo así como una gota mas de la lluvia incesante de la existencia que baña la tierra. Me alegra que estés ahí y poder compartirla. Para eso estamos:crear la variedad y compartirla nos hace mas ricos. Te quiero!! ♥

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